El mundo finger food
No pienses que la cosa se resuelve con sándwiches y empanadas (aunque no necesitan estar ausentes). La propuesta es combinar lo delicado y lo informal; lo gourmet y lo práctico; lo sabroso y lo divertido. La idea es simple: toda la comida tiene el tamaño que permite no usar platos ni cubiertos y que pueda comerse, como máximo, en dos bocados.
Podés combinar elementos hasta el infinito con delectación, sin abandonar las recetas que te salen tan bien: ¡poné imaginación, sacales partido y adaptalas a esta propuesta!
Para tener en cuenta
La presentación es clave, y la creatividad, la herramienta principal. Cada pieza debe ser vistosa y no producir dudas. Si a la vista no es totalmente claro de qué se trata, lo ideal es darles a tus invitados la información. Un modo útil, y decorativo al mismo tiempo, es diseñar pequeños cartelitos festivos.
También debe ser vistosa la forma en que presentás las fuentes; animate a jugar con los colores. Otro detalle importante es que se apuesta a la diversidad de texturas y de sabores, pero hay que tener cuidado con las mezclas excesivas. Para evitar combinaciones poco agraciadas limitate a dos o tres ingredientes por bocado.
Las cantidades
Si no estás acostumbrada a preparar tus comidas con esta onda, la cuestión de las cantidades no es menor. Para que tengas una guía: si el finger food tiene como objeto sólo esperar que se reúnan todos, calculá entre 5 y 7 por persona. Si la idea es reemplazar la entrada, entre 8 y 10 por comensal; y si es una comida completa, entre 15 y 20.
Y ya que estamos, calculemos la bebida. Dado el calor, tenés que pensar más o menos en 350 a 500 cc de vino; un litro de gaseosa, jugo o agua y medio litro de champán por persona.